La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2020-11-02 lo siguiente:
Lectura del segundo libro de los Macabeos 12, 43-46
En aquellos días, Judas, jefe de Israel, recogió dos mil dracmas de plata en una colecta y las envió a Jerusalén para que ofreciesen un sacrificio de expiación. Obró con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección. Si no hubiera esperado la resurrección de los caídos, habría sido inútil y ridículo rezar por los muertos. Pero, considerando que a los que habían muerto piadosamente les estaba reservado un magnífico premio, la idea es piadosa y santa. Por eso, hizo una expiación por los muertos, para que fueran liberados del pecado. Palabra de Dios.
Sal 22, 1-3. 4. 5. 6 (R.: 1;o bien: 4ab)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar;me
conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas;me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tu vas conmigo: tu vara y
tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos;me unges la cabeza con
perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en
la casa del Señor por años sin termino. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 5-11
Hermanos: La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos;en verdad, apenas habrá quien muera por un justo;por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir;mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por el salvos del castigo! Si, cuando aramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuanta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. Palabra de Dios.
Cf. Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos;y el se puso a hablar, enseñándoles: «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.» Palabra del Señor.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 2, 1-4
Hermanos: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si
nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría:
Manteneos unánimes y concordes, con un mismo amor y un mismo sentir.
No obréis por envidia ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad
siempre superiores a los demás.
No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.
Salmo responsorial Sal 130, 1. 2. 3
V/. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
R/. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
V/. Señor, mi corazón no es ambicioso.
ni mis ojos altaneros;no pretendo grandezas que superan mi capacidad.
V/. Yo acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre.
Espera Israel en el Señor ahora y por siempre.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 12-14
En aquel tiempo, decía Jesús a uno de los principales fariseos que le había invitado:
Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni
a tus parientes ni a los vecinos ricos: porque corresponderán invitándote y
quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos;dichoso tú,
porque no pueden pagarte;te pagarán cuando resuciten los justos.