La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Jueves, 2020-06-18 lo siguiente:
Lectura del libro del Eclesiástico 48, 1-15
Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido;les
quitó el sustento del pan, con su celo los diezmó;con oráculo divino sujetó el
cielo e hizo bajar tres veces fuego.
¡Qué terrible eras, Elías ! , ¿quién se te compara en gloria? Tú resucitaste un muerto,
sacándolo del Abismo por voluntad del Señor;hiciste bajar reyes a la tumba y
nobles desde sus lechos;ungiste reyes vengadores y nombraste un profeta como
sucesor.
Escuchaste en Sinaí amenazas y sentencias vengadoras en Horeb.
Un torbellino te arrebató a la altura, tropeles de fuego hacia el cielo.
Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle,
para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel. Dichoso
quien te vea antes de morir y más dichoso tú que vives.
Elías fue arrebatado en el torbellino y Eliseo recibió dos tercios de su espíritu.
En vida hizo múltiples milagros y prodigios con sólo decirlo;en vida no temió a
ninguno, nadie pudo sujetar su espíritu;no hubo milagro que lo excediera: bajo
él revivió la carne;en vida hizo maravillas y en muerte, obras asombrosas.
Salmo responsorial Sal 96, 1-2. 3-4. 5-6. 7
V/. Alegraos, justos, con el Señor.
R/. Alegraos, justos, con el Señor.
El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y Nube lo rodean, Justicia y Derecho sostienen su trono.
Delante de él avanza fuego, abrasando en torno a los enemigos;sus relámpagos
deslumbran el orbe, y, viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra.
Los cielos pregonan su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran estatuas se sonrojan, y los que ponen su orgullo en los ídolos.
Ante él se postran todos los dioses.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuando recéis no uséis muchas
palabras como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán
caso.
No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo
pidáis.
Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu
reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro,
perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han
ofendido, no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno.
Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os
perdonará a vosotros.
Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras
culpas.