La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Miércoles, 2017-08-16 lo siguiente:
Dt 6, 3-9
Salmo Responsorial Sal 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7b-8. 9
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-30
Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó;a los que llamó, los justificó;a los que justificó, los glorificó. Palabra de Dios.
versículo antes del evangelio Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos;y él se puso a hablar, enseñándoles: -«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.» Palabra del Señor.
Lectura del libro del Deuteronomio 34, 1-12
En aquellos días, Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, a la cima del
Fasga, que mira a Jericó;y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, el
territorio de Neftalí, de Efraín y de Manasés, el de Judá hasta el mar occidental, el
Negueb y la comarca del valle de Jericó (la ciudad de las palmeras) hasta Soar;y
le dijo: Esta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: «Se
la daré a tu descendencia». Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no
entrarás en el1a.
Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en Moab, como había dicho el Señor.
Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Fegor;y hasta el día de hoy nadie ha
conocido el lugar de su tumba.
Moisés murió a la edad de ciento veinte años: no había perdido vista ni había
decaído su vigor.
Los israelitas lloraron a Moisés en la estepa de Moab treinta días hasta que terminó
el tiempo del duelo por Moisés.
Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había
impuesto las manos, los israelitas le obedecieron e hicieron lo que el Señor había
mandado a Moisés.
Pero ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba
cara a cara;ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a
hacer en Egipto contra el Faraón, su corte y su país;ni en la mano poderosa, en
los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.
Salmo responsorial Sal 65, 1-3a. 5 y 8. 16-17
V/. Bendito sea Dios, que nos ha devuelto la vida.
R/. Bendito sea Dios, que nos ha devuelto la vida.
V/. Aclama al Señor, tierra entera, tocad en honor de su nombre, cantad himnos a
su gloria;decid a Dios: «Qué temibles son tus obras». R/.
V/. Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres.
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, haced resonar sus alabanzas. R/.
Fieles de Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo: a él
gritó mi boca, y lo ensalzó mi lengua. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si tu hermano peca, repréndelo a solas
entre los dos.
Si te hace caso, has salvado a tu hermano.
Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede
confirmado por boca de dos o tres testigos.
Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la
comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que
desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para
pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo.
Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de
ellos.