La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Miércoles, 2019-05-15 lo siguiente:
Lectura del libro del Génesis 1, 1-2. 11-13. 26-28
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe;sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: -«Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.» Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. Y dijo Dios: -«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza;que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.» Y creó Dios al hombre a su imagen;a imagen de Dios lo creó;hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: -«Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla;dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.»
SALMO RESPONSORIAL Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: 2a)
R. Su gozo es la ley del Señor (O bien: Aleluya).
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se
marchitan sus hojas;y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así;serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege
el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R.
Aleluya Jn 15, 9b. 5b
Permaneced en mi amor -dice el Señor-;el que permanece en mí y yo en él, ése da
fruto abundante.
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-7
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado;permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos;el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante;porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca;luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.»
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 24-13, 5
En aquellos días, la palabra de Dios cundía y se propagaba. Cuando cumplieron su
misión, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan
Marcos.
En la Iglesia de Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, apodado el
Moreno, Lucio el Cireneo, Manahén, hermano de leche del virrey Herodes, y Saulo.
Un día que ayunaban y daban culto al Señor, dijo el Espíritu Santo:
—«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado.»
Volvieron a ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron.
Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para
Chipre. Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los
judíos, llevando como asistente a Juan.
Salmo responsorial Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R/.: 4)
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. (O bien: Aleluya)
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro so re nosotros;conozca la
tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R/.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los
pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R/.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos
bendiga;que le teman hasta los confines del orbe. R/.
Aleluya Jn 8, 12b
Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—;el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 44-50
En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando:
—«El que cree en mí, no cree en mi, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a
mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en
mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para
juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis
palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en
el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía;el Padre que me envió es
quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato
es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre'>