La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2017-05-15 lo siguiente:
Lectura del libro del Génesis 1, 1-2. 11-13. 26-28
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe;sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: -«Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.» Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. Y dijo Dios: -«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza;que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.» Y creó Dios al hombre a su imagen;a imagen de Dios lo creó;hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: -«Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla;dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.»
SALMO RESPONSORIAL Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: 2a)
R. Su gozo es la ley del Señor (O bien: Aleluya).
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se
marchitan sus hojas;y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así;serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege
el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R.
Aleluya Jn 15, 9b. 5b
Permaneced en mi amor -dice el Señor-;el que permanece en mí y yo en él, ése da
fruto abundante.
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-7
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado;permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos;el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante;porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca;luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.»
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 14, 5-18
En aquellos días, se produjeron en Iconio conatos de parte de los gentiles y de los
judíos, a sabiendas de las autoridades, para maltratar y apedrear a Pablo y a
Bernabé;ellos se dieron cuenta de la situación y se escaparon a Licaonia, a las
ciudades de Listra y Derbe y alrededores, donde predicaron el Evangelio.
Había en Listra un hombre lisiado y cojo de nacimiento, que nunca había podido
andar. Escuchaba las palabras de Pablo, y Pablo, viendo que tenía una fe capaz de
curarlo, le gritó, mirándolo:
—«Levántate, ponte derecho.»
El hombre dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo habla hecho, el gentío
exclamó en la lengua de Licaonia:
—«Dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos.»
A Bernabé lo llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El
sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad, trajo a las
puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio.
Al darse cuenta los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron
por medio del gentío, gritando:
—«Hombres, ¿qué hacéis? Nosotros somos mortales igual que vosotros;os
predicamos el Evangelio, para que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios
vivo que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen. En el pasado, dejó
que cada pueblo siguiera su camino;aunque siempre se dio a conocer por sus
beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos,
dándoos comida y alegría en abundancia.»
Con estas palabras disuadieron al gentío, aunque a duras penas, de que les
ofrecieran sacrificio.
Salmo responsorial Sal 113 B, 1-2. 3-4. 15-16 (R/.: 1)
R/. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria (o bien: Aleluya).
No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu bondad,
por tu lealtad. ¿Por qué han de decir las naciones: «Dónde está su Dios»? R/.
Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace. Sus ídolos, en cambio, son plata
y oro, hechura de manos humanas. R/.
Benditos seáis del Señor, que hizo el cielo y la tierra. El cielo pertenece al Señor, la
tierra se la ha dado a los hombres. R/.
Aleluya Jn 14, 26
El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os
he dicho.
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 21-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama;al que me ama lo
amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»
Le dijo Judas, no el Iscariote:
—«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»
Respondió Jesús y le dijo:
—«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amara, y vendremos a el y
haremos morada en el.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es
mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu
Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya
recordando todo lo que os he dicho.»