La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Martes, 2023-08-01 lo siguiente:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 1-4
Hermanos: Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no pudo hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, lo ha hecho Dios: envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra, haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne condenó el pecado. Así, la justicia que proponía la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu.
Salmo responsorial Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14 (R.: 12b)
R. Enséñame, Señor, tus leyes.
¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus palabras. R.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R.
En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti. R.
Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes. R.
Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca. R.
Mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas. R.
Mt 5, 13-l9
Lectura del libro del Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9. 28
En aquellos días, Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera a distancia del
campamento y la llamó «Tienda del encuentro». El que tenía que visitar al Señor,
salía fuera del campamento y se dirigía a la tienda del encuentro.
Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y
esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que éste entraba en
la tienda; en cuanto él entraba, la columna de nube bajaba y se quedaba a la
entrada de la tienda, mientras él hablaba con el Señor, y el Señor hablaba con
Moisés.
Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y
se prosternaba cada uno a la entrada de su tienda.
El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo.
Después él volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante,
no se apartaba de la tienda.
Y Moisés pronunció el nombre del Señor.
El Señor pasó ante él proclamando: —Señor, Señor, Dios compasivo y
misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Misericordioso hasta la
milésima generación, que perdona culpa, delito y pecado, pero no deja impune y
castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta
generación.
Moisés al momento se inclinó y se echó por tierra.
Y le dijo: ─Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un
pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como
heredad tuya.
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus noches: no comió pan ni bebió
agua; y escribió en las tablas las cláusulas del pacto, los diez mandamientos.
Salmo responsorial Sal 102, 6-7. 8-9. 10-11. 12-13
V/. El Señor es compasivo y misericordioso.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
V/. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a
Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. R/.
V/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no
está siempre acusando, ni guarda rencor perpetuo. R/.
No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras
culpas; como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus
pieles. R/.
V/. Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos; como
un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa.
Los discípulos se le acercaron a decirle: Acláranos la parábola de la cizaña en el
campo.
El les contestó: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es
el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los
partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el
fin del tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del
Hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y
malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de
dientes.
Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.
El que tenga oídos, que oiga.